¿Qué es una rabieta o berrinche?
Isabel
tiene tres años. Vuelve con su mamá del “Super” y lleva un rato
insistiendo en que quiere una chocolatina que su madre ha comprado. Su
mamá le ha dicho que son para la merienda, que al llegar a casa van a
almorzar. Pero ella sigue insistiendo:
- Mamá quiero que me des la chocolatina.
- No cariño, te he dicho que vamos a casa a comer, las chocolatinas son para la merienda -responde la madre.
-¡No, yo las quiero ahora! -replica la niña amenazando con llorar.
La madre, por su parte, intenta convencerla:
-Isabel, si te comes ahora la chocolatina, no te comerás la comida.
Sin embargo, la niña no atiende a razones e insiste con más ímpetu:
-¡¡Quiero las chocolatinas!! -buscando entre las bolsas.
La madre se muestra más contundente y dice mientras le retira las manos -¡pues ahora no!
En ese momento la niña se tira al suelo, empieza a llorar, gritar y patalear.
La madre se sorprende de la reacción y se siente abochornada ante la
mirada de los viandantes. Intenta calmarla pero la niña grita aún más.
Finalmente la madre se siente obligada a ceder, le entrega la
chocolatina e Isabel se calma. Una vez más se ha salido con la suya.
Esta es una situación típica de rabieta o berrinche. Un niño
reacciona de manera desproporcionada ante una negativa o frustración.
Con su conducta, intenta cambiar la decisión inicial de los padres.
Cuando esta forma de actuar se repite y logra su objetivo, se ve
reforzada y la probabilidad de que vuelva a suceder en una situación
similar aumenta.
Cómo afrontar las rabietas y berrinches
Suele funcionar del siguiente modo: el niño hace una demanda y ante
la negativa de sus padres, hace una rabieta. Este comportamiento,
molesta o avergüenza a sus padres, entonces ceden, cambian la decisión y
el niño consigue lo que quería inicialmente. La exposición simplifica
los hechos. Normalmente la escenificación es más elaborada pero el
esquema de funcionamiento es el explicado.
En estos casos la rabieta y berrinche es “recompensado”, ya que al
final la rabieta consigue lo que buscaba. Por este motivo, es una forma
de comportamiento que se fortalece y que es difícil de erradicar.
De manera simplificada los padres deberían romper el círculo vicioso
que han creado y dejar de “premiar” la rabieta. ¿Cómo? Deben conseguir
que el berrinche no termine cambiando la decisión inicial que han tomado
y el niño termine saliéndose con la suya.
¿Cómo pueden hacerlo? Estas son algunas orientaciones:
- Intenten evitar las situaciones que provocan los berrinches: mejor siempre prevenir.
- Antes de tomar una decisión valoren si vale la pena mantenerla o si
por el contrario, es mejor ceder antes que hacerlo por culpa de la
rabieta.
- Cuando decidan que van a mantener una decisión a pesar de contrariar a su hijo, prepárense para la reacción.
- Cuando la rabieta explote, ignórenla. Esto implica que no mirarán
al niño, ni harán comentarios; se alejarán unos pasos de él y si pueden,
se marcharán del lugar, por ejemplo a otra habitación. Es posible que
el niño les persiga: no le atiendan, no le presten atención. Si lo
hacen, estarán alimentando unos minutos más su comportamiento. Actúen
como si la rabieta no fuera con ustedes. No intenten razonar ni
negociar. En ese momento el estado emocional del niño no puede entender
de razones. Intenten mentalizarse de que no pueden terminar premiando la
rabieta.
- Es posible que la rabieta parezca interminable: las primeras ocasiones que se ignoran son más intensas aún.
- Finalmente, cuando termine, no hagan comentarios ni alusiones a lo
ocurrido. Si lo hacen, puede que el berrinche rebrote de nuevo. Acojan
al niño sin más.
Si consiguen “no premiar” las rabietas provocadas por este motivo,
terminarán cediendo con el tiempo, porque el niño aprenderá que no es
una forma “rentable” de conseguir lo que quiere.
Es posible que quieran saber más del tema. Para ello, les recomiendo la lectura de uno de mis libros: “Rabietas, pataletas y malos modales”, publicado en la Editorial Grupo Gesfomedia.
Espero haberles ayudado en este problema de conducta.
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